Noticiero A.M.
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El 10 de julio de 2022, la Feria Internacional de Gemas y Joyería cerraba sus puertas en el San Mateo Event Center, California, tras reunir a comerciantes de joyas y relojería de la más alta gama de todo Estados Unidos y delegaciones internacionales.
Esa tarde, los guardias de seguridad de la multinacional Brink’s, James Beaty y Tandy Motley, recibieron la orden de trasladar 73 bolsas que contenían oro, diamantes, esmeraldas, rubíes y relojes Rolex. Las bolsas —todas idénticas, selladas con plástico naranja y con etiquetas de colores que supuestamente indicaban su valor monetario— pesaban entre 32 y 45 kilos cada una y debían ser transportadas a otra feria en Pasadena, California y pertenecían a varias empresas.
Para este millonario transporte, en lugar de usar un vehículo blindado tradicional, la empresa optó por un tráiler, con cabina blindada, pero con un remolque sin protección especial, asegurado únicamente con un candado y un precinto plástico, decisión que más adelante sería cuestionable.
Mientras los guardias cargaban las bolsas, notaron la presencia de un hombre que los observaba desde un vehículo estacionado a cierta distancia. No lograron identificar si era siempre la misma persona, pero Motley alertó a otros empleados de Brink’s y a la gerente de la feria, Brandy Swanson, sobre la situación.
No fueron los únicos en percibir algo extraño. Un concesionario de vehículos que se encontraba cerca vio un automóvil sin placas, con los vidrios polarizados, incluso en el parabrisas. Cuando intentó tomarle una foto, el vehículo se fue del lugar. Poco después, personal de seguridad detectó a otro hombre en la zona de carga, que portaba gafas oscuras, un auricular y una gorra de béisbol. Le solicitaron retirarse y abandonó el lugar en un Dodge Charger; en esta ocasión el vehículo sí pudo ser fotografiado.
A pesar de los reportes sobre esta actividad sospechosa, ni los supervisores ni la compañía ordenaron tomar medidas extras. Beaty y Motley, que viajaban con sus armas de reglamento, continuaron con la carga y cerraron el remolque con el sencillo candado y el precinto.
El viaje inició poco antes de las 8:25 p.m. por la Interestatal 5 (I-5), una de las principales autopistas del estado, en dirección a Pasadena, California, ubicada a casi 600 kilómetros de distancia.
Antes de iniciar el viaje, Beaty se metió en el dormitorio del tráiler para tomar su descanso de 10 horas, tal como lo exige la norma sobre las horas de servicio, para poder volver a conducir el vehículo.
Motley, quien iba al volante, decidió detenerse en una parada de camiones en Lebec, California, a las 2:00 a.m. del 11 de julio, tras haber recorrido aproximadamente 480 kilómetros por la I-5. Dejó a Beaty durmiendo en la cabina y se dirigió a un restaurante del lugar a comer algo.
Sin que los guardias de seguridad se dieran cuenta, desde que abandonaron el San Mateo Event Center, el tráiler fue seguido discretamente por un experimentado grupo de delincuentes, quienes monitorearon al camión durante las casi 6 horas de trayecto.
Usando vehículos particulares y teléfonos celulares, se turnaron para vigilar al tráiler, comunicándose entre ellos para coordinar el asalto cuando surgiera la oportunidad adecuada. Ya habían realizado robos similares a cargamentos de productos electrónicos en Fontana y Ontario, en el condado de San Bernardino, aplicando el mismo método: seguimiento nocturno, ataque en zonas de descanso y rápida huida.
Los ladrones irrumpieron en el remolque cuando Motley se alejó del vehículo. Cortaron el candado, rompieron el precinto y según un primer informe, sustrajeron 24 de las 73 bolsas. De forma meticulosa, eligieron las ubicadas principalmente en la parte delantera del tráiler, más difíciles de alcanzar desde las puertas traseras, lo que sugería conocimiento previo sobre la ubicación de la carga. Según los informes, tras llevarse las bolsas con joyas, los hombres se dirigieron a East Hollywood y permanecieron con sus teléfonos desactivados por varias semanas.
Cuando Motley regresó al camión, notó que el precinto de plástico había sido violentado y el candado estaba roto. Despertó a Beaty y juntos inspeccionaron el tráiler, descubriendo que varias bolsas faltaban. De inmediato, notificaron a la central de Brink’s y al Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles.
Los oficiales acudieron al lugar y pidieron a los guardias contar nuevamente el cargamento. Confirmaron que 24 bolsas habían desaparecido, aunque Brink’s declaró después que solo fueron 22.
Las investigaciones indican que el robo se cometió en 27 minutos.
Desde el inicio, las versiones de Beaty y Motley presentaron algunas inconsistencias. Primero aseguraron haber salido de San Mateo a la medianoche, lo que hubiera implicado viajar a 240 kilómetros por hora, algo imposible. Posteriormente, corrigieron y señalaron las 8:25 p.m. como hora de partida.
Motley explicó que no podía despertar a Beaty porque este aún no cumplía las 10 horas reglamentarias de descanso. Sin embargo, Beaty dijo haberse acostado desde las 3:39 p.m. del día anterior, lo que significaba que su tiempo ya había vencido cuando llegaron a la parada de Lebec a las 2:00 a.m.
Durante la investigación, se descubrió que varias de las bolsas robadas y algunas restantes llevaban la inscripción “LAX”, indicando que debían ser transportadas al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, y no a Pasadena como las demás bolsas. Según un guardia de Brink’s que las empacó en San Mateo, esas contenían las piezas más valiosas. De forma inexplicable, estas informaciones no han sido investigadas, según lo que se sabe hasta el cierre de esta nota.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó sobre las acusaciones formales el 11 de junio de 2025 contra 7 hombres que habrían participado del robo. Se imputaron cargos de "conspiración para cometer robo de un envío interestatal y extranjero y robo de un envío interestatal y extranjero". Dos de los siete acusados comparecieron el martes 17 de junio ante un tribunal federal tras ser arrestados.
Se trata de:
Además, según el informe del Departamento de Justicia, Mestanza, Padilla, Lugo, Valencia y Alban también están acusados de dos cargos de conspiración para interferir con el comercio mediante robo e interferencia con el comercio mediante robo, así como cargos adicionales de robo de envíos interestatales y extranjeros.
En los meses de marzo y mayo de 2022, los acusados por el robo de joyas también habían cometido robos que juntos sumaban un perjuicio económico de más de 300 mil dólares.
El 2 de julio de 2025, el caso sumó un nuevo capítulo. Agentes de Interpol Panamá capturaron en el Aeropuerto Internacional de Tocumen a un ciudadano ecuatoriano de 33 años, requerido en extradición por Estados Unidos por su presunta participación en este golpe. El sospechoso llegó procedente de Guatemala y, según los reportes, habría sido uno de los vigías que controló los movimientos del camión antes del robo.
Aunque en el informe la Interpol no detalla el nombre del capturado, el informe de EEUU sugiere que se trata de Jorge Enrique Albán de 33 años, quien residía en el sur de Los Ángeles al momento del robo, cuando se originaron las investigaciones.
Ahora, el hombre fue puesto a disposición de la Fiscalía Superior de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la Nación, para dar inicio al proceso correspondiente. Para ello, el Estado requiriente [EEUU] debe presentar la solicitud a la Cancillería de la República de Panamá, para que la Fiscalía pueda iniciar el proceso de extradicción.
Tras el robo, Brink’s declaró a la aseguradora que las joyas estaban valoradas en 8,7 millones de dólares, según los formularios firmados por los joyeros en la feria. Sin embargo, reportes posteriores estimaron el valor real en casi 100 millones, desatando una guerra legal.
Brink’s presentó una demanda en Nueva York acusando a los joyeros de incumplimiento de contrato, mientras que comerciantes afectados presentaron otra en un tribunal estatal de Los Ángeles, alegando negligencia de la empresa y exigiendo 200 millones de dólares en daños. Se conoció que 3 de los 14 comerciantes demandantes ya han llegado a acuerdos con Brinks, aunque se desconoce el monto de las indemnizaciones.
Según declaraciones brindadas a CNN por Arnold Duke, director del International Gem & Jewelry Show, fueron 16 comerciantes que se vieron afectados, y algunas de las joyas robadas se vendían a un precio de alrededor de 500 mil dólares cada una al por mayor.
Casi 3 años después, 3 de estos hombres siguen prófugos, mientras que el FBI, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles, el Departamento de Policía de Fontana y el Departamento de Policía de Ontario siguen las investigaciones. Después de ejecución de órdenes de registro el 16 de junio de 2025, se informó que algunas de las joyas habían sido recuperadas aunque sin especificar el valor de las mismas.
De ser encontrados culpables, Mestanza, Padilla, Lugo, Valencia y Alban enfrentarían sentencias máximas de 20 años en prisión federal por cada cargo de robo, y todos los acusados enfrentarían una sentencia máxima legal de cinco años en prisión federal por el cargo de conspiración de robo y 10 años en prisión federal por cada cargo de robo.
Para el Departamento de Justicia de Estados Unidos este se considera el "mayor robo de joyas en la historia de Estados Unidos".
— Esta nota fue elaborada con datos de la Fiscalía de los Estados Unidos del Distrito Central de California, CNN, Revista People, Extra.EC, Washington Post y Los Ángeles Times—.