Mesa Única de Diálogo deja 'pobres' resultados ¿Volverán las organizaciones sociales a las calles?

Protestas Panamá

Ante el panorama sombrío en materia de economía, no se descarta que este 2023 hayan nuevos brotes de estallido social de cara a las elecciones del 2024.

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Protestas Panamá / EFE

Habían pasado seis meses del año 2022, entre alzas del combustible, alimentos, enceres, falta de empleo y el singular comportamiento de la clase política, a la que nada de esto parecía afectar ni preocupar, pues sus finanzas no estaban desmejoradas, y seguían viviendo de la mejor forma en que los impuestos del pueblo le permitían.

Sin embargo, protestas populares en el interior del país, exigiendo una reducción en el costo de los combustibles, los alimentos y acceso a medicamentos; rápidamente se fueron extendiendo a nivel nacional convirtiéndose en la peor crisis social y económica en época de democracia. Paralizando actividades comerciales, la educación y hasta el tránsito en la vía interamericana, poniendo en jaque a un Gobierno que tras 15 días de manifestaciones no daba la cara, respuesta, ni soluciones.

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Protestas Panamá / TVN Noticias

Y ante el clamor de que se encontraran salidas al estallido social, el Gobierno ofreció un chupete a los manifestantes, logrando poco a poco desarticular las protestas y llevar a los principales actores a una mesa de diálogo, donde se abordarían las tres demandas principales y se añadieron temas estructurales como la crisis en el sistema social y la corrupción. No obstante, en la transición de la primera a la segunda fase, la mesa parece haber desaparecido.

Tras culminar la primera fase de la mesa de diálogo, era necesario encontrar un nuevo facilitador, pues la iglesia católica dijo que abandonaría este papel y solo participaría como observadora, por lo que se optó por solicitar a la Universidad de Panamá tomar esta posición, pero tras dos meses no se ha obtenido respuestas.

¿Cuál es el futuro de la Mesa Única de Diálogo por Panamá?

El doctor Fernando Castañeda, aseguró a tvn-2.com que este 2023 intentarán retomar las acciones para que se restablezcan las conversaciones y buscar las soluciones reales a los problemas profundos, ya que, considera que lo que se ha anunciado por el Gobierno en cuanto a los medicamentos ha sido una farsa, y los alimentos no han bajado de precio.

Castañeda, quien forma parte de la mesa de diálogo en representación de la Asociación de Médicos, Odontología y Profesionales Afines de La Caja de Seguro Social (Amoacs), aseguró que, durante los actos de instalación de la Asamblea, el 2 de enero, realizarán un piqueteo y exigirán que se retomen las conversaciones.

“Las medidas de medicamentos, comida y demás han sido muy débiles, flojas y se están venciendo. El pueblo va a tener una ola de manifestaciones sociales muy grande”, expresó.

Recalcó que los problemas internos de abastecimiento, y el rompimiento de los oligopolios para que se puedan comprar medicamentos más baratos no han sido resueltos.

Considera que, de no encontrarse soluciones reales y a largo plazo, en el 2023 podrían darse nuevos brotes sociales, pues la calidad de vida de las personas sigue desmejorando.

Sobre la exigencia de parte del sector privado que pide tener 36 representantes en la mesa, Castañeda explicó que la metodología es que haya 9 representantes de cada sector.

¿Fracasos o logros?

Aunque para muchos, las protestas y la instalación de una mesa donde realmente se abordaran los temas de interés nacional, en un momento donde se requieren cambios estructurales y profundos en el modelo de país que tenemos, era un gran logro que no debía dejarse perder, más los resultados no han sido alentadores.

Para el analista y excanciller Jorge Ritter, cuando el diálogo produjo los primeros resultados o consecuencia de las protestas como la reducción del combustible se calmó un poco la situación, pero no sucedió así con la canasta básica de alimentos, ni con los medicamentos.

Aunque reconoce que las agroferias han sido efectivas, las decisiones tomadas en torno a los medicamentos no fue efectivo.

Indicó que el error fue prolongar el diálogo a temas como la corrupción y el problema de la Caja de Seguro Social, que no les competían.

“Ese diálogo nunca arrancó (la segunda fase), nunca arrancó por falta de legitimidad en los actores, el diálogo tuvo una agenda tan amplia que era obligatorio incluir otras organizaciones, gremios y fuerzas sindicales, al final era una especie de diálogo Bicentenario, pero presencial”, manifestó, agregando que el diálogo Bicentenario también fue una pérdida de tiempo.

En tanto, Ritter considera que los resultados de la mesa única de diálogo fueron: la capacidad de sentarse en la mesa a dialogar y devolver la paz al país; y la reducción del combustible a B/. 3.25, pero lo demás fue solo fanfarria.

“Es un resultado pobre para la naturaleza de las protestas que hubo”, puntualizó.

Por su parte, la exdiputada Ana Matilde Gómez, manifestó que “ninguno de los problemas que llevaron a los sectores sociales a las calles ha sido resuelto de raíz y peor aún, la crisis del CSS y su sistema de Invalidez Vejez y Muerte arrastrará consigo a la sociedad entera este no es ya un problema de jubilados, es un riesgo para el sistema financiero del país”.

Además, considera que el gobierno no tiene capital político y la sociedad se le agota las opciones o salidas, ya que, la falta de liquidez en las calles y la pérdida de empleos traerá descontento generalizado que puede agravar el estado de las cosas.

“El gobierno necesitará mucho dinero para seguir repartiendo ‘paz social’ y aun así habrá situaciones condicionantes para brotes de protestas. Y el elemento político se inmiscuirá porque los tiempos lo imponen como un factor catalizador”, expresó Gómez.

Muchos expertos en economía han vaticinado un 2023 muy difícil, impulsado por el crecimiento de la inflación, el alza de los intereses bancarios y como si fuera poco, el recién conflicto entre Minera Panamá y el Gobierno que podría poner en riesgo el grado de inversión del país, lo que resquebrajaría más la situación económica de los panameños y podría provocar nuevas explosiones sociales. 

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