Andy Brown recorre el mundo pintando béisbol

Combina sus dos pasiones y los resultados son un deleite a la vista

Andy Brown
Andy Brown / Yasiel Cancio Vilar (Prensa Latina)
Redacción TVMAX
21 de marzo 2020 - 19:42

Andy Brown es un artista británico que ha combinado sus dos pasiones: la pintura y el béisbol, para recorrer el mundo y hacerse un lugar en los parques de pelota de varios continentes.

Recientemente, recorrió Estados Unidos con el objetivo de retratar los 30 estadios en los que, cada temporada, se disputan las Grandes Ligas. En su portafolio hay pinturas de todo lo que rodea al Rey de los Deportes, porque "en un juego se reflejan varios aspectos de la vida: la esperanza y el trabajo en equipo, pero también la pérdida y el enojo".

Andy llegó a tal reflexión una década después de mudarse a Busan, Corea del Sur, para ejercer como maestro de arte y diseño, sin conocimiento de béisbol y escéptico de que, por entonces, comenzaba una travesía de 108 costuras.

"En 2009, vi a los Giants de Lotte en su estadio, el Sajik. No sabía mucho en ese tiempo, pero el recinto era tan grande, el sonido de la multitud tan contagioso y el juego tan dramático, que me enamoré de la experiencia", relata. Aquellos días, su bloc personal y un lápiz fueron la herramienta para dibujar un pelotero, una manopla o un diamante; sin embargo, fue en 2014, ya como aficionado empedernido, que decidió plasmarlo en acuarelas y extender el alcance de su contenido.

Andy Brown en plena faena
Andy Brown en plena faena / Yasiel Cancio Vilar (Prensa Latina)

Tras tocar la puerta con insistencia, llegó a la Gran Carpa, en representación del sueño que significa, no sólo para quien ha atrapado un elevado o bateado de jonrón, sino para todo aquel que ha gritado un out detrás de su televisor o cantado el playball antes de un duelo. Equipos como los D-Backs, los Cubs, los Phillies o los Royals le abrieron la puerta y le cedieron un espacio para conocer y trazar el paraíso del beisbol.

Sus pinturas comenzaron a venderse en dos mil 500 dólares y, sólo así, logró financiar un viaje que lo llevó a cada rincón de la Unión Americana, incluido el lugar más sagrado para la pelota. Y luego, vino a México, o México a él; inició con los Toros de Tijuana y luego fue a la Liga del Pacífico con Naranjeros, Mayos, Yaquis y Sultanes: "Amo el beisbol mexicano. Tiene vida, es extremadamente ruidoso, pasional, lleno de risa y energía; ese ambiente me inspira".

Este año, cuando el coronavirus ceda y la temporada de Ligas Mayores arranque, el museo de los Reds de Cincinnati le dedicará un espacio a su trabajo, pero esa es sólo su primera meta.

Texto: El Universal (México)

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