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Panamá/En el vibrante escenario del Campeonato Panamericano de Jiu-Jitsu 2025, celebrado en Panamá del 12 al 14 de septiembre, una figura local se erigió como símbolo de resiliencia, fe y sacrificio: la atleta panameña Yacqueline Arosemena.
Compitiendo contra más de 300 atletas de todo el continente, Arosemena no solo se colgó tres medallas, sino que lo hizo superando graves lesiones que hubieran detenido a muchos otros. Su historia de coraje se convirtió en una de las más inspiradoras del exitoso torneo.
El evento, organizado por la Ju-Jitsu International Federation (JJIF), fue un rotundo éxito que consolidó a Panamá como un epicentro del deporte en América Latina y sirvió como clasificatorio para el próximo Mundial en Tailandia. En medio de la intensa competencia entre delegaciones de potencias como Brasil, Estados Unidos y México, la actuación de Arosemena brilló con luz propia.
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Yacqueline Arosemena enfrentó el torneo con "tantas lesiones de gran magnitud" en su cuerpo. Sin embargo, demostró una fortaleza mental extraordinaria, logrando "desconectar cada una para lograr el triunfo". Su desempeño fue sobresaliente, culminando con un impresionante palmarés:
Fue en esta última categoría donde su tenacidad fue puesta a prueba de la forma más cruda. Una fractura en la costilla le impidió continuar en la competencia, pero lejos de lamentarse, expresó su satisfacción: "estoy feliz de haber dado todo de mí".
Para Arosemena, su hazaña trasciende lo físico. En una emotiva declaración, atribuyó su éxito a su profunda fe. "Combatí a puro espíritu y corazón, y en cada combate, Él estuvo conmigo", afirmó, asegurando que su logro "no es mío, es de Dios". Describió la experiencia de competir lesionada como algo casi indescriptible, una victoria obtenida gracias a la fuerza espiritual que le permitió vencer cada obstáculo.
El apoyo de sus seres queridos fue igualmente crucial. Arosemena dedicó un agradecimiento especial a su esposo, sus hijas y su familia, a quienes describió como "el pilar incondicional y motor de mi fortaleza".
La actuación heroica de Yacqueline Arosemena es un reflejo del excelente momento que vive el jiu-jitsu en el país. El campeonato confirmó que Panamá "está en el camino correcto para seguir creciendo en cada competencia". Mientras delegaciones internacionales como la de México, abanderada por el director de CONADE Rommel Pacheco, y una competitiva representación de Cuba mostraban su talento, fue una atleta de casa quien personificó los valores de disciplina, respeto y superación que definen a este arte marcial.
Con su triple medalla panamericana, Yacqueline Arosemena no solo se ganó un lugar en la élite del jiu-jitsu continental, sino que también grabó su nombre como un ejemplo de lo que se puede lograr cuando el corazón y el espíritu se niegan a rendirse.