Michael Amir Murillo | Olympique de Marsella rinde tributo a la pollera panameña en Instagram
Este tipo de contenidos refuerza el impacto que tienen los jugadores panameños como Michael Amir Murillo en el extranjero.
Panamá/En un gesto que ha generado orgullo y emoción entre los fanáticos panameños, la cuenta oficial de Instagram del Olympique de Marsella (OM) publicó este lunes un tributo especial a la pollera panameña, en el marco del Día Nacional de la Pollera, celebrado cada 22 de julio.
La publicación muestra al futbolista panameño Michael Amir Murillo, una de las principales figuras del club francés, envuelto en la bandera de Panamá, con un fondo visualmente impactante en el que destaca el tejido artesanal de una pollera, el traje típico más representativo del país.
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Bajo el mensaje:
“𝐃𝐢́𝐚 𝐍𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐏𝐨𝐥𝐥𝐞𝐫𝐚 🇵🇦
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el contenido no solo resalta la belleza de la pollera, sino también el vínculo emocional entre el jugador y sus raíces.
No es la primera vez que el Community Manager del Olympique de Marsella destaca elementos de la cultura panameña en las redes del club. En múltiples ocasiones, ha hecho referencia a Panamá y a su gente, lo que le ha valido una creciente simpatía por parte de los seguidores del país canalero.
En los comentarios, muchos usuarios panameños agradecieron el gesto del club, mientras que otros invitaron al CM del OM a visitar Panamá para conocer de cerca sus tradiciones, su gente y su gastronomía.
Este tipo de contenidos refuerza el impacto que tienen los jugadores panameños como Michael Amir Murillo en el extranjero, no solo en lo deportivo, sino también como embajadores culturales del país. La publicación ya suma miles de "me gusta" y ha sido ampliamente compartida en otras plataformas, reafirmando el cariño entre Panamá y uno de los clubes más emblemáticos de Francia.
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Conoce más de la pollera panameña
La pollera panameña, se erige como una vestimenta que ha transitado por siglos de modificaciones, logrando mantenerse vigente y codiciada entre las mujeres panameñas, quienes hoy disfrutan de más de un centenar de estilos para lucirla en festividades y festivales.
Investigadores y folcloristas, como el profesor Eduardo Cano y Alexis Ibarra, destacan que su evolución es un testimonio de la adaptación histórica, desde la época colonial, departamental y republicana, hasta la actualidad.
Un Vistazo a sus Orígenes y Primeros Registros
El término "pollera" se registra por primera vez en Panamá alrededor de 1650, gracias a los escritos del comediante español Pedro De la Rosa, quien documentó la venta de polleras de telas como Espolí y Tabí. En 1736, Jorge Juan y Antonio Ulloa describieron a mujeres panameñas usando pollera de la cintura hacia abajo y camisa de la cintura hacia arriba. Sin embargo, no fue hasta 1789 que Alejandro Malaspina plasmó en bocetos la particularidad de la indumentaria femenina panameña.
Cano aclara que "pollera" era un término general para faldas utilizadas por mujeres en la antigüedad en América Latina, aunque Malaspina diferenció la vestimenta panameña como una falda y una camisa.
Aunque popularmente se asocia la pollera con origen español, expertos como Cano e Ibarra señalan que las damas españolas copiaban la moda francesa e inglesa. Ibarra enfatiza que "la pollera en sí no vino de España, ni llegó de España, más bien las mujeres panameñas de esa época se inspiraron en el vestido de la moda de las damas europeas." El vestido típico panameño surge a mediados del siglo XIX, adoptando modas europeas, posiblemente por la aristocracia panameña que viajó al viejo continente y adaptó estas prendas al clima y geografía local.
Las polleras inicialmente eran de uso regional y doméstico, empleadas para quehaceres cotidianos como ir al río, lavar, cocinar, y protegían del sol con sombreros.
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La Transformación del Color y los Diseños
Un dato "curioso" revelado por Cano es que, en la antigüedad, las polleras no eran blancas, sino de colores, incluso negras, debido a la ausencia de técnicas de blanqueo. El color blanco en los textiles comenzó a aparecer con la comercialización del cloro en 1810, lo que abarató los costos junto con la invención de la máquina de coser. Por ello, no se puede hablar de polleras blancas en el siglo XVIII.
La primera fotografía de una pollera en Panamá fue tomada en 1862 por Rafael Castro de Ordoñez en la Isla de Taboga, mostrando a una mujer con pollera y flores en la cabeza.
En cuanto a los diseños, las labores de las polleras que en 1898 eran de apenas 2 pulgadas, aumentaron a 5 pulgadas en 1920 y 7 pulgadas en 1930. Para 1940, las labores llegaron a cubrir "todo el cuerpo y el susto", pero afortunadamente, alrededor de 1970, se redujeron al tamaño estándar actual. En la década de 1920, también se agrandaron los bordados y surgieron nuevas puntadas como el calado, el cual, aunque encarece los costos, no es un requisito indispensable y su ausencia no debe ser motivo de crítica.
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Cambios en Telas y Movimiento
Entre 1940 y 1960, la pollera experimentó "modificaciones no tan agradables" durante los carnavales de la capital, donde se vieron polleras con "grandes cantidades de tela, con grandes cantidades de joyas" y uso de telas "hasta de cuadro" en las polleras montunas, calificadas como "desaciertos".
La cantidad de tela utilizada en el pollerón también ha evolucionado. De un máximo de 8 tiras o yardas en el pasado, actualmente algunas personas optan por hasta 13 tiras para lograr un mayor vuelo, que les permita "topar el vuelo sobre la cabeza de la mujer cuando ejecutan las piezas folclóricas". Estos cambios responden a la evolución de los bailes y la música, que ahora exigen movimientos más fugaces, que las faldas con poca tela no permitirían. Cano asegura que muchas de estas modificaciones se han hecho por "necesidades que en su momento se debieron suplir por causas externas".
La Ardua Labor de Confección y su Elevado Valor
La confección de una pollera sigue siendo una tarea "ardua". En los inicios de la República, una sola artesana podía tardar tres años o más en construirla. Con la creciente demanda, más mujeres aprendieron las técnicas, y hoy, un grupo de hasta siete personas puede trabajar en su elaboración, lo que reduce el tiempo a unos dos años.
Blanca Villareal, artesana con casi tres décadas de experiencia, señala que la pollera se cose "toda a mano", siendo un proceso poco industrializado, aunque nuevas técnicas como el uso del anjeo para marcar labores han simplificado el trabajo. "Esto es una obra de arte, esto se hace con mucho amor, no se puede hacer con apuro", afirma Villareal.
El sector de la confección de polleras sufrió un "duro golpe" durante la pandemia, con casi dos años de paralización de festivales y ferias. Sin embargo, la reactivación ha traído optimismo.
Actualmente, una pollera de gala zurcida puede costar entre 1,000 y 15,000 dólares, dependiendo de las especificaciones, lo que lleva a Ibarra a considerar la pollera panameña como "uno de los trajes típicos más caros del mundo" debido al alto valor del vestido y sus accesorios.
A pesar de ello, la amplia variabilidad con más de 100 estilos permite opciones más económicas, como la pollera montuna santeña, la basquiña, la montuna antonera, las polleras afrocoloniales y la chorrerana.
La pollera panameña es homenajeada en todas las festividades nacionales, con la mayor expresión de celebración en el Festival Nacional de la Pollera, establecido el 22 de julio. Para asegurar que este "traje típico panameño" siga evolucionando y manteniendo vivas las culturas nacionales, es necesario que los jóvenes aprendan las técnicas, se siga transfiriendo el conocimiento y guardando con recelo la tradición.
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