Repetición: Jelou!
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Ciudad de Panamá, Panamá/Miles de jóvenes panameños sueñan con una beca que les permita estudiar, superarse y romper el ciclo de pobreza en el que han crecido. El Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) ha sido, por décadas, la institución encargada de hacer realidad ese sueño. Sin embargo, recientes revelaciones han sacudido la confianza en esta institución.
Auxilios económicos otorgados sin criterio técnico, becas entregadas a personas por sus conexiones políticas y un manejo opaco de los fondos públicos han desatado una tormenta de indignación. Hoy, Panamá se hace una pregunta que no puede ser ignorada: Ifarhu, ¿dónde está la plata?
En la década de los años 60, se crea una institución para contribuir al crecimiento económico, a través del estudio, preparando a los jóvenes con becas y créditos educativos. Su funcionamiento ha sido cuestionado en múltiples ocasiones por la falta de transparencia en la asignación de fondos. Sin una fiscalización efectiva, ha abierto espacios para la discrecionalidad de las autoridades de turno y el clientelismo con fines político-electorales.
Un auxilio económico es un aporte no reembolsable dirigido a estudiantes para cubrir sus gastos de estudios. Pero el mismo no contaba con una reglamentación, lo que dio pie a que prevaleciera un otorgamiento descontrolado.
Aaron Flores soñaba con estudiar aviación en Buenos Aires, Argentina. La universidad donde aplicó lo aceptó; sólo faltaba conseguir los fondos para financiar su carrera. Su familia no podía pagarlo. Así que fue al Ifarhu y firmó un contrato de auxilio económico. Se lo aprobaron en el 2024, pero este nunca llegó.
"Fue muy difícil después de que te habían dicho que sí; ahora dicen que no, dicen que mi promedio no es bueno y que mi carrera no es importante", señaló Aarón.
El escándalo del Ifarhu ha dejado al descubierto mucho más que un mal manejo administrativo. Ha puesto en evidencia una cultura institucional donde la necesidad y el mérito ceden ante un uso corrupto de fondos públicos, y donde los sueños de los jóvenes más vulnerables se sacrifican sin consecuencias. Cada beca mal otorgada no sólo representa dinero perdido, sino oportunidades negadas.
Annie Montenegro terminó su colegio con buenas notas, lo que la llevó a ganarse una beca. Pero esta no era completa, y no alcanzaba para sufragar todos los gastos de su carrera de medicina. Así que se acercó al Ifarhu a pedir un préstamo para continuar.
"Yo sólo sabía que había becas y préstamos. Y me dijeron que me podían dar un auxilio económico, así que yo acepté y firmé, pero nunca me lo dieron, entonces yo no he podido pagar mi universidad. Y si no pago, no voy a poder hacer mi externado. Necesito saldar el 60% de la cuenta o no me voy a poder graduar", con lágrimas en los ojos expresó Annie. Su caso está en reevaluación.
También conocimos el caso de la señora Iris Valdés. A su hija le cambiaron una beca que se había ganado por graduarse con el segundo puesto de honor, y lo que realmente le dieron fue un auxilio. "Mi hija se ganó una beca por mérito y quedamos metidos en este auxilio. Yo me vine a dar cuenta de que era un auxilio cuando firmamos el contrato; ahí decía que era una beca dentro del programa de auxilios. Si yo hubiese sabido todo el problema que esto iba a generar, no lo hubiera aceptado. Porque ahora estamos en el limbo y no le han pagado esa beca a mi hija. Y hay muchos jóvenes afectados en esa misma situación. Los que estamos aquí en Panamá estamos pendientes de nuestros hijos, pero muchos de nuestros muchachos están allá en el extranjero y no sabemos si comen, ni cómo están. Ya echaron a una niña de una de las universidades porque no pagaron", señaló.
El Ifarhu habría concedido auxilios económicos a cerca de 7 mil personas por un monto de aproximadamente 160 millones de dólares. Parte del problema radica en que no todas fueron entregadas con intenciones clientelistas.
La entidad había doblado el número de beneficios en varios programas. Por ejemplo, en el concurso de becas dieron más de 80 mil en el último año cuando por lo general el promedio de becas era 40 mil, explicó el director del Ifarhu, Gabriel Cajiga, quien además cuestionó la falta de fiscalización y descontrol con que se manejó la entidad en el pasado quinquenio. El director de becas de la entidad, Santiago Ortega, también expresó que encontraron una institución con un déficit presupuestario de 138 millones y un sobreotorgamiento de beneficios.
Se cuestiona la falta de fiscalización de muchos de estos subsidios y que entre los favorecidos figuran familiares y allegados de políticos y empresarios cercanos a la pasada administración.
Fuentes ligadas a la investigación indicaron que el Ministerio Público ha revisado unos 2,500 expedientes y se extrajo una muestra de más de 300 casos con supuestas irregularidades. Sumado a las auditorías que realiza la Contraloría. En una conferencia de prensa, el procurador de la Nación, Luis Carlos Gómez, dijo que la fiscalía anticorrupción lleva el caso y que están a la espera de las auditorías del contralor.
Se conoció que entre las irregularidades que se investigan hay casos en donde supuestamente se dio información falsa de los ingresos familiares, la inflación deliberada de costos de matrícula, hospedaje y alimentación, así como la solicitud de montos superiores a los gastos reales de estudio. Algunos beneficiarios incluso recibieron los fondos antes de formalizar sus contratos se desconoce si completaron sus estudios y, posteriormente, desaparecieron sin regresar al país ni cumplir con los compromisos adquiridos, dejando en evidencia la falta de transparencia y el desgreño del programa.
Toda la investigación apunta a un posible delito contra la administración pública, falsedad y posible fraude, que involucran exfuncionarios de la entidad y particulares que se beneficiaron.
A pesar del llamado del gobierno a devolver el dinero mal asignado, hasta la fecha solo dos personas han devuelto los fondos, por un total de 45 mil dólares.
Lo más grave es que, mientras estos beneficios eran entregados de manera discrecional, cientos de estudiantes que cumplían con todos los requisitos fueron rechazados o ni siquiera recibieron respuesta a sus solicitudes.
Durante la transición a un nuevo gobierno, unos 394 estudiantes quedaron con contratos no refrendados y sus trámites aplazados.
Santiago Ortega explicó que se están revisando todos los casos. Que encontraron expedientes con falta de información, casos en donde el estudiante tenía excelentes notas o si tenían problemas socioeconómicos, pero otros con notas muy bajas y que podían pagar sus estudios, por lo que a estos no se les puede continuar el trámite.
La señora Iris lamenta que, por culpa de algunos, pagaron otros que sí cumplieron con los requisitos. "Nos ensuciaron a todos y eso no es justo; nosotros no tenemos la culpa de lo que pasó antes en esa institución".
En declaraciones dadas a finales del 2024, el presidente José Raúl Mulino, lamentó que los estudiantes que estaban fuera del país tengan problemas con sus becas o subsidios. Y que esto fue culpa de la maleantería del gobierno pasado.
Lamentablemente, esa ayuda no llegó a tiempo para Daniela Yechivi, quien tuvo que regresarse de España y dejar sus estudios a medias. A falta de pagos, tuvo que abandonar la universidad, donde había empezado a estudiar nutrición.
"Mi beca era completa. Estudios, vivienda y alimentación. Pero nunca pagaron nada y ahora le debo a esa universidad. Era difícil estar dando clase y estar nerviosa porque me iban a sacar en cualquier momento. Tengo una deuda y no puedo ni siquiera calificar para un préstamo. Me duele haber perdido mi tiempo", dijo Daniela.
La entidad se prepara para finales de mayo para hacer los pagos de cuentas de becas atrasadas del periodo 2022 al 2024. Para ello fue necesaria la aprobación de un traslado de 55 millones de dólares.
Con la confianza pública seriamente dañada y los estudiantes exigiendo respuestas, el futuro del Ifarhu y de sus programas está en el centro del debate. La pregunta es: ¿Qué se hará para evitar que vuelva a ocurrir?
Cajiga habla de un nuevo reglamento, que ahora sólo se darán becas por convocatorias públicas y que el director ya no tiene el poder ni la discrecionalidad de autorizar los subsidios como se hacía antes. Será un consejo especial que evaluará las ayudas económicas para los estudiantes.
Mientras tanto, cientos de estudiantes siguen esperando una respuesta, una oportunidad y, sobre todo, una garantía de que su educación no volverá a ser secuestrada por la corrupción.
En reiteradas ocasiones este medio ha intentado conseguir una entrevista con el exdirector del Ifarhu Nando Meneses, pero no hay respuesta. Su abogado, Ángel Álvarez, dijo a TVN-2.com que su defendido ha ido por delante del proceso, y que Meneses se levantó el fuero para que lo investigaran y solicitó a la Contraloría y al Ministerio Público que se hiciera una auditoría integral del programa.
Este caso es una llamada de alerta. El país no puede seguir permitiendo que recursos destinados a transformar vidas y promover el desarrollo del país terminen alimentando redes de privilegio. La educación es un derecho, no un premio para unos pocos.
La ciudadanía exige respuestas, pero también transformaciones reales. Ifarhu, ¿dónde está la plata? La pregunta sigue sin respuesta definitiva.