El control de la pandemia de COVID-19 está lejos en Panamá, según especialistas
El pasado mes de junio profesores de Salud Pública de la facultad de Medicina enviaron una carta al presidente Laurentino Cortizo con recomendaciones para contener el avance del virus
El médico intensivista, Cándido Amador consideró que seis meses después, todo lo que predijeron se está cumpliendo, porque las autoridades no siguieron las recomendaciones
Ciudad de Panamá/La pandemia de COVID-19 no da tregua. Las cifras récord de casos positivos y muertes que en las últimas semanas provoca la enfermedad; la búsqueda de nuevos lugares para albergar a los que desarrollan síntomas; la instalación de hospitales de campañas en lugares como La Chorrera (Panamá Oeste) y San Miguelito (Panamá) y la llegada de médicos extranjeros son muestras infalibles de la gravedad de la crisis sanitaria que enfrenta el país.
Esta situación, la cual abruma al sistema de salud público en todas las regiones del país y amenaza con el colapso de los hospitales, la proyectaron profesionales de la Comunidad Académica de Profesores de Salud Pública de la facultad de Medicina de la Universidad de Panamá el pasado mes de junio en una carta enviada al presidente Laurentino Cortizo, explicó el médico intensivista Cándido Amador.
La misiva, publicada en los medios de comunicación social a principios del mes de julio, contempló los aspectos que se debían tomar en cuenta para lograr el control de la enfermedad como el manejo de los casos y sus contactos o la trazabilidad, los recursos humanos y físicos, la organización comunitaria, las medidas económicas - sanitarias y la coordinación y gestión.
Sin embargo, seis meses después para Amador, miembro de esta comunidad académica, todo lo que predijeron se está cumpliendo, porque las autoridades no siguieron las recomendaciones, mientras otros sugieren que las aplicaron parcialmente o no les dieron seguimiento.
Para sustentar su declaración, Amador expresó que una situación que le preocupa es que solo sacan de sus casas a las personas positivas que desarrollan síntomas y que requieren vigilancia médica, cuando lo que recomendaron es la ubicación de sitios dentro de las comunidades para llevar también a los asintomáticos y así evitar que sigan propagando el virus.
En el mismo orden de ideas, Amador, indicó que tampoco se cumplieron las metas de seroprevalencia que buscaba tener menos del 10% de las pruebas que se realizan para detectar el virus de SARS-CoV-2 positivas. “El porcentaje de pruebas positivas es altísimo”, sentenció el médico.
Agregó que la poca contención del virus mantiene a Panamá como el país de la región de Centroamérica y el Caribe con una de las tasas más alta de mortalidad con 83 fallecidos por cada 100 mil habitantes, muy diferente a la letalidad de 1.7%, la cual se obtiene de variables asociadas a la misma pandemia.
La mortalidad se refiere a la cantidad de personas dentro de la población que muere a causa de una enfermedad, es decir el daño letal que en este caso el virus produce dentro de los habitantes de un país o región. La mortalidad mide, en una población general, el riesgo de morirse tanto en sanos como enfermos.
La letalidad mide el riesgo de morir que tiene una persona cuando se enferma. En el caso de la COVID-19 está en 1.7%. Esto significa que 1.7 de cada cien personas que se infecta del virus SARS- CoV-2 morirá, aunque el deceso está sujeto a la capacidad que tiene el sistema de salud para curar a las personas y a la habilidad para encontrar y diagnosticar los pacientes positivos.
Amador aseguró que en América estamos entre los primeros cinco países en tasa de mortalidad, solo superados por países como México, Brasil, Colombia, Argentina y Chile, “porque el Gobierno panameño no ha tomado las medidas que se le recomendaron en el mes de junio para controlar este problema”.
Además, consideró que la vacuna no es la solución a corto plazo para controlar la propagación del virus en las comunidades, porque según sus proyecciones, primero se vacunará al personal médico y a los miembros de todas las instituciones que estén en la primera fila de atención del virus y no será hasta el próximo mes de mayo que comience la inmunización a los pacientes de riesgo.
Amador expresó que unido a la forma como se maneja la pandemia otro aspecto que aumenta los riesgos de contagio es la utilización de mascarillas inadecuadas, porque las de telas y las quirúrgicas no sirven para detener el virus, por lo que toda la población debería usar las N-95, así como máscaras para protección en lugares concurridos, como es el caso del transporte público.
“Se trata de un problema real que tenemos en Panamá. Si lo comparas con países de la región como Costa Rica, Guatemala o República Dominicana tenemos un problema serio, serio, serio (…) y lo hemos estado comunicando desde el pasado mes de junio cuando mandamos la carta [al presidente Cortizo] con las medidas que se debían tomar”, señaló Amador, al tiempo que anunció que reiteraran la carta al Mandatario.
Fracaso de la atención de la pandemia
Mientras Amador aboga por la aplicación de las medidas que recomendaron el pasado mes de junio para contener el avance del virus y por consecuencia las muertes, el secretario general de la Asociación de Médicos, Odontólogos y Afines de la Caja de Seguro Social, Fernando Castañeda, calificó como un “fracaso” las acciones adoptadas por las autoridades sanitarias para controlar la pandemia.
Con epítetos como “inepto y fracasado” para describir los esfuerzos que realizan las autoridades gubernamentales para manejar la pandemia, Castañeda aseguró que todavía no entienden que las ambulancias deben estar “realmente activas y disponibles en las unidades ejecutoras cerca de las comunidades para moverse más rápido y eficiente”.
Tampoco comprenden que los resultados de las pruebas de laboratorio deben llegar en un lapso de 48 horas como máximo para poder hacer la trazabilidad y el aislamiento oportuno de los contactos de los positivos, lo que no significa trasladarlos a hoteles; que los kits que están entregando deben tener los oxímetros, así como que el traer médicos foráneos no va a resolver el problema si no existen insumos y medicinas.
“La gente se va a seguir muriendo si no dan las medicinas, los insumos y si las ambulancias no están a tiempo. Seguirán muriendo en las casas. Entonces lo que necesitamos son cambios de algunos jefes y directores que no pudieron reorganizar los equipos de trabajo de los hospitales. Hay gente muy comprometida, otros no tanto, pero es que no existe una persona que los organiza”, sostuvo Castañeda.
El dirigente médico solicitó a quienes dirigen las acciones de contención y atención del virus a prestarle la debida atención a las recomendaciones que hacen los gremios médicos para que no sigan cometiendo los mismos errores.
No obstante, el experto en Protección Social en Salud y miembro de la Comunidad Académica de Profesores de Salud Pública de la facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, Rigoberto Centeno, consideró que la falla de la estrategia no está en que no se tomaron en cuenta las recomendaciones, sino en la forma, el tiempo y la continuidad de su aplicación.
Una muestra de lo temporal que fueron estas medidas se vivió con la inclusión de líderes locales, representantes de corregimientos, alcaldes y gobernadores; los cuales debían propiciar la creación de equipos de promoción, desarrollo, trazabilidad y búsqueda de casos positivos de la enfermedad, indicó Centeno.
En ese sentido, mencionó qué aunque se establecieron, con el tiempo perdieron su efectividad, porque se centralizaron mucho y la respuesta se puso lenta. “No es lo mismo detectar un caso positivo y ver a sus contactos al día que verlos cuatro días después, porque toda la familia ya está infectada, al igual que los vecinos”, indicó.
Al mismo tiempo señaló que por el hallazgo de 3 mil casos diarios, en este momento, es muy difícil realizar la trazabilidad. Agregó que tampoco hay un liderazgo para dirigir la respuesta y el comportamiento de una sociedad que perdió la sensación de “gravedad, de peligro inminente”, en la que hablar de 51 muertos no escandaliza a nadie, porque lo ven como un costo normal de la pandemia. “Esto es trágico”, sentenció.
En otras palabras, una cosa es lo que se dijo y otra es lo que se hace, manifestó Centeno, quien consideró que no es fácil entender, ejecutar y mantener en el tiempo una medida epidemiológica.
Autoridades reaccionan
Por su lado, el miembro del Comité Consultivo de Salud, Francisco Sánchez Cárdenas, expresó que tomaron en cuenta y aplicaron las recomendaciones que realizó la academia. Como una muestra del seguimiento aseguró, que al igual que en otros países crearon albergues, hoteles hospitales, los cuales se ofrecieron a todos los que salen positivo y no tienen la posibilidad de realizar un verdadero aislamiento.
En este caso, algunos aceptan y otros, indicó el galeno, quien mencionó la creación de los grupos de respuesta rápida y seguimiento para facilitarle y asegurar el aislamiento en su casa con comida, alimentos, medicamentos y seguimiento telefónico, entre otros.
En relación a los cercos sanitarios, indicó que estos se hacen bajo ciertas circunstancias médicas como es el caso del corregimiento de Veracruz, en la provincia de Panamá Oeste, Soná y San Francisco en Veraguas. “No es en todo lugar antojadizo”, dijo.
Finalmente sostuvo que se crearon nuevas salas, nuevos cuidados intensivos y unidades respiratorias y en ocasiones no se pudieron abrir por falta de recurso humano, sea porque están agotados, le temen al virus o prefieren no ir a los hospitales públicos.