Un G20 de Finanzas entre la recuperación económica y la ayuda a los más desfavorecidos
Frente a los devastadores efectos de la pandemia de coronavirus, los ministros de Finanzas del G20 abrieron este viernes una reunión virtual para impulsar la recuperación económica mundial y mitigar los daños en los países empobrecidos, marginados en la carrera por la vacuna.
Esta videoconferencia de los ministros de Finanzas y de los banqueros centrales de los 20 países más ricos del mundo, la primera presidida por Italia, comenzó poco después de las 12H30 (11H30 GMT).
En presencia de la nueva secretaria estadounidense del Tesoro, Janet Yellen, se espera que la reunión tenga un ambiente más distendido, ahora que Estados Unidos regresó a la vía del multilateralismo, tras los cuatro años de mandato de Donald Trump.
"Está claro que con la nueva administración estadounidense será más fácil alcanzar un acuerdo" para aumentar la ayuda de los países necesitados, "pues el enfoque de Joe Biden sobre la cooperación internacional es mucho más abierto", declaró a la AFP Lucia Tajoli, profesora de Economía Internacional en la escuela de comercio Politecnico di Milano.
El jueves, Washington instó a los países del G20 a lanzar una verdadera campaña de vacunación mundial y coordinada.
"Sin un acceso a las vacunas, muchos países de bajos ingresos específicamente van a experimentar trágicas pérdidas de vidas y un retraso innecesario en su recuperación", señaló Janet Yellen en una misiva dirigida a sus homólogos del G20.
¿Nuevas ayudas?
Janet Yellen también se mostró dispuesta a debatir sobre un nuevo paquete de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional para apoyar a los países pobres, en contraste con la actitud de la administración Trump.
Varios países del G20 son favorables a que se vuelva a recurrir a ese instrumento de financiación, que se reveló útil durante la crisis financiera de 2009.
"Es prematuro hablar de un monto", porque "no se podrá tomar una decisión hasta que el FMI no haya sometido una propuesta", matizó de todos modos una fuente cercana a la presidencia italiana del G20 Finanzas.
El pasado abril, los países del G20 acordaron una moratoria para el pago de los intereses de la deuda de los países más empobrecidos, y en octubre la prolongaron hasta el 30 de junio de 2021.
"Su impacto no fue tan grande como esperábamos. El sector privado no participó y, en muchas regiones del mundo, el Banco de Desarrollo de China (CDB) no participó", lamentó el presidente del Banco Mundial, David Malpass, en una entrevista con el diario La Stampa publicada el viernes.
En noviembre, los ministros de Finanzas del G20 adoptaron un "marco común" para aliviar la deuda. Desde entonces, Chad, Zambia y Etiopía solicitaron una reestructuración de las suyas.
"La cuestión de la disminución de la deuda, que no estaba sobre la mesa, está ahora en el orden del día y seguramente podamos esperar que se dé un paso adelante", declaró a la AFP Federico Niglia, profesor de Relaciones Internacionales en la universidad LUISS de Roma.
Hasta la fecha, solo 46 países - de los 73 que pueden optar a ello- lograron que se difiriera su pago, de un monto total de 5.700 millones de dólares.
"Recuperación no controlada"
Esto no es prácticamente nada comparado con los casi 14 billones de dólares que se gastaron los países del G20 para promover sus economías, duramente golpeadas por la pandemia.
"Debemos perseverar en la lucha contra la crisis económica [...] Debemos velar por que no se retire nuestro apoyo demasiado pronto", declaró la directora general del FMI, Kristalina Georgieva, el viernes a La Stampa.
Por otro lado, el G20 también debían tratar sobre el sector financiero internacional.
Aunque los mercados financieros hayan resistido relativamente bien a la crisis sanitaria, las tasas de préstamo han repuntado fuertemente desde febrero.
El Banco Central Europeo quiso tranquilar los ánimos este viernes. En caso de alza demasiado fuerte de las tasas, el BCE podría aumentar aún más su apoyo a la economía, dejó entender Isabel Schnabel, miembro de su directorio.
Los inversores temen que "una recuperación no controlada de la economía mundial después de la pandemia provoque un aumento de la inflación", según Federico Niglia.