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Beyoncé Knowles-Carter sumó un nuevo capítulo histórico a su carrera al ingresar oficialmente al exclusivo grupo de multimillonarios identificado por Forbes.
La artista superó el umbral de los diez dígitos en su patrimonio y se integró a un club integrado por apenas 22 celebridades, casi la mitad de las cuales alcanzaron esta categoría en los últimos tres años. Dentro del mundo musical, Beyoncé se une a figuras como Jay-Z, Taylor Swift, Bruce Springsteen y Rihanna, consolidándose como una de las cinco artistas de la industria que lograron ese nivel financiero.
El ascenso de Beyoncé no fue repentino. Su crecimiento económico se construyó de manera sostenida, especialmente a partir de 2010, cuando tomó una de las decisiones más estratégicas de su carrera: asumir el control total de su negocio artístico mediante la creación de Parkwood Entertainment. Desde entonces, la compañía gestiona cada dimensión de su trayectoria, desde la producción musical y audiovisual hasta la organización de giras, asumiendo los costos iniciales para maximizar los beneficios a largo plazo.
“Sentí que quería seguir los pasos de Madonna y ser una potencia, tener mi propio imperio y mostrar a otras mujeres que cuando llegas a este punto no tienes que firmar con nadie más ni compartir tu dinero y tu éxito: lo haces tú misma”, explicó Beyoncé a Forbes en 2013, al referirse a su decisión de autogestionarse.
Ese modelo empresarial se expandió más allá de la música. La cantante diversificó su portafolio con proyectos como la línea de cuidado capilar Cécred, la marca de bebidas alcohólicas SirDavis y la firma de moda deportiva Ivy Park, que dejó de operar en 2024. Aun así, el núcleo de su fortuna proviene del control de su catálogo musical y, sobre todo, de las giras de gran formato, donde Beyoncé supo capitalizar la era de los conciertos en estadios.
El Cowboy Carter Tour se convirtió en uno de los ejemplos más claros de esa estrategia. Concebida como una mini-residencia en nueve estadios de América y Europa, la gira reunió 32 conciertos diseñados para optimizar logística y rentabilidad. El espectáculo incluyó elementos de alto impacto como un automóvil volador, brazos robóticos sirviendo SirDavis, un toro mecánico dorado y apariciones de su familia y antiguas integrantes de Destiny’s Child.
Según estimaciones de Forbes, la gira recaudó más de 400 millones de dólares en entradas y alrededor de 50 millones adicionales en merchandising. El despliegue técnico fue monumental: más de 350 personas en el equipo, 100 camiones de gran tonelaje y ocho aviones de carga Boeing 747 para transportar la producción entre ciudades. Al gestionar toda la operación sin intermediarios, Parkwood logró márgenes de ganancia superiores a los habituales en la industria.
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El impacto financiero fue inmediato. En 2025, Beyoncé sumó 148 millones de dólares en ingresos antes de impuestos, lo que la ubicó como la tercera música mejor pagada del año, de acuerdo con Forbes. Este rendimiento se vio reforzado por su habilidad para convertir cada lanzamiento en un evento cultural: desde el álbum sorpresa Beyoncé en 2013, pasando por el álbum visual Lemonade en 2016, estrenado en HBO, hasta la histórica presentación en Coachella en 2018, que reunió a 458.000 espectadores simultáneos en YouTube y derivó en un documental para Netflix con una compensación estimada de 60 millones de dólares.
El proyecto Cowboy Carter también incluyó una actuación exclusiva en el entretiempo del primer partido de Navidad de la NFL transmitido por Netflix, con ingresos estimados en 50 millones de dólares, además de una campaña con Levi’s que aportó otros 10 millones. No obstante, y pese al éxito de sencillos como “Texas Hold ’Em”, las ventas equivalentes de su discografía en 2025 fueron inferiores a las de artistas como Sabrina Carpenter, Bad Bunny o The Weeknd, según datos de Luminate, lo que confirma que hoy el verdadero motor financiero está en las giras.
Expertos citados por Forbes señalan que hasta el 90 % de los ingresos anuales de los músicos proviene actualmente de los conciertos. En ese escenario, Beyoncé ha marcado el camino: en 2016 fue la primera mujer en liderar una gira exclusivamente en estadios y, en 2023, llevó la Renaissance World Tour a otra dimensión al producir y distribuir directamente su película de concierto a través de AMC, quedándose con cerca de la mitad de los 44 millones de dólares recaudados.
En declaraciones recientes recogidas por Forbes, la artista confirmó que Renaissance y Cowboy Carter son las dos primeras entregas de una trilogía que explora distintos géneros musicales. Mientras el público especula sobre el cierre de ese proyecto, Beyoncé dejó clara su prioridad personal. “He hecho un esfuerzo extremo por mantenerme fiel a mis límites y protegerme a mí y a mi familia. Ninguna cantidad de dinero vale mi tranquilidad”, afirmó en GQ, reafirmando que su imperio financiero avanza, pero bajo sus propias reglas.