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Ciudad de Panamá, Panamá/En un gesto de solidaridad, la Fundación Fe y Alegría ha extendido su apoyo a un grupo de migrantes que se encuentran varados en Panamá. Estos migrantes forman parte de los 299 que llegaron al país en un vuelo procedente de Estados Unidos con la intención de ser enviados a sus respectivos destinos. Sin embargo, 112 de ellos no aceptaron las condiciones impuestas por las autoridades panameñas, resistiéndose a retornar a sus países de origen y expresando su deseo de permanecer más tiempo en Panamá.
Uno de los episodios más recientes de esta situación ocurrió el pasado sábado, cuando 65 de estos migrantes llegaron a la Terminal de Transporte de Albrook, denunciando que fueron abandonados allí sin recursos económicos ni un lugar donde hospedarse. Según su testimonio, no recibieron apoyo para su traslado ni para cubrir sus necesidades básicas, por lo que se vieron obligados a recurrir a la solidaridad de organizaciones y personas dispuestas a brindarles ayuda.
En respuesta a la crisis, un organismo se encargó de alojar temporalmente a los migrantes en un hotel. No obstante, debido a las limitaciones de recursos, se les hizo saber que no podían mantenerse allí por mucho tiempo. Es aquí donde la intervención de la Fundación Fe y Alegría de la Iglesia Católica ha marcado la diferencia.
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Elías Cornejo, coordinador de apoyo de migrantes, expresó: "Nosotros nos organizamos el domingo, les estamos proporcionando comida, acceso a un lugar donde pueden estar, y no están detenidos. Ellos pueden moverse libremente para realizar sus trámites dentro de los límites del decreto".
Cornejo explicó que, hasta el momento, siete migrantes han solicitado asilo en Panamá, pero subrayó que la aprobación de estas solicitudes dependerá del Estado. Además, destacó que la Fundación está creando un espacio donde los migrantes puedan reflexionar y tomar decisiones sobre sus futuros sin la presión de la incertidumbre inmediata.
Entre los migrantes que se resisten a regresar a sus países, hay un grupo de 65 personas provenientes de Darién y otro colectivo más que actualmente se encuentra alojado en un hotel, cuyo alojamiento ha sido financiado por UNICEF. Estos migrantes provienen de naciones lejanas como Afganistán, Irán, Irak y China, y se han visto obligados a huir de sus hogares debido a la violencia, persecuciones políticas y religiosas que enfrentan en sus países de origen.
A pesar de las dificultades que enfrentan, los migrantes han encontrado un rayo de esperanza en la ayuda brindada por la Fundación Fe y Alegría, que continúa trabajando para ofrecerles un espacio de respiro mientras se enfrentan a un futuro incierto.
Con información de Elizabeth González