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Ciudad de Panamá, Panamá/Panamá enfrenta estancamiento en la lucha contra la corrupción a pesar de diversas iniciativas públicas y privadas; así lo sostuvo este martes Carlos Barsallo, miembro de la Fundación Libertad Ciudadana.
El país, explicó, se mantiene “como ese estudiante que no mejora”, pues los indicadores más recientes muestran una calificación que descendió de 35 a 33 puntos sobre 100, y un posicionamiento que pasó de 104 a 108 entre los países evaluados. Pese a ello, indicó que existe mayor conciencia social sobre el problema, pero aún un porcentaje importante de la población desconoce cómo la corrupción impacta su diario vivir.
El especialista recordó que el índice mide percepción, basada en cómo otros observan el desempeño institucional. En ese contexto, el país se enfrenta a una “percepción de impunidad”, porque existen numerosos casos que inician con investigaciones y titulares, pero con el paso de los años no terminan en condenas firmes ni en devolución de bienes mal habidos.
"Tenemos numerosas noticias y titulares de casos que comienzan con mucho entusiasmo, investigaciones, aprehensiones, detenciones, pero luego, cuando pasan los años y se va olvidando el tema, quedan en lo que nosotros llamamos nada. ¿Qué significa? No hay una condena en firme donde no solo se prive de libertad a alguien, que es un solo elemento, sino que se restituyan los bienes mal habidos, porque puede terminar siendo un buen negocio el ser corrupto", dijo.
Destacó que existe un sentimiento mixto donde se debe ser objetivo y que el debate no debe centrarse solo en cambiar leyes, sino en aplicar las existentes, asignar recursos humanos y técnicos, y actuar con determinación real. A su juicio, la lucha es desigual: "El crimen organizado, la corrupción está a años luz de los que están del lado que la persiguen. Pueden hacer y tomar medidas en cuestiones de segundos, mientras que a los que la persiguen les toma semanas, meses o años reaccionar".
El experto explicó que Panamá vive ante “la tiranía de las métricas”, donde sectores buscan justificar su desempeño con cantidad: cantidad de leyes, cantidad de investigaciones, cuando lo determinante para mejorar la percepción internacional es la calidad de los resultados. Consideró que bastaría uno o dos casos emblemáticos que finalicen y tengan un antes y un después.
Uno de los ejemplos que, según Barsallo, resume esta situación es el caso Odebrecht: no han concluido las audiencias vinculadas a la esfera política y en el ámbito privado no se ha pagado la multa impuesta, lo que convierte la condena en "irrisoria". Para el experto, el problema no es la existencia de corrupción, sino la impunidad, que se reproduce cuando los delitos no se investigan, no se sancionan o no se ejecutan las sanciones.
El referente regional sigue siendo Uruguay, país que mantiene posiciones altas en transparencia y rendición de cuentas. Panamá, considera Barsallo, debe mirar esas experiencias y aplicarlas, entendiendo que el combate contra la corrupción es una tarea longitudinal, persistente y no emocional.
Para este martes 9 de diciembre, se conmemora el Día Internacional contra la Corrupción, instaurado tras la aprobación, el 31 de octubre de 2003, de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, para promover medidas preventivas y combatir un fenómeno que ha deteriorado la credibilidad institucional, afectado la administración pública y generado crisis sociales.