Casos de violencia contra la mujer se atacan desde la raíz educando 'hombres correctos', sugiere abogado

Para Córdoba, el problema hunde sus raíces en la forma en que se cría a los varones en Panamá, donde se reproduce una cultura machista desde el hogar.

Ciudad de Panamá/Un día antes de la conmemoración del Día Mundial para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, el debate nacional se mantiene centrado en la decisión del Gobierno de reducir el Ministerio de la Mujer y en cómo este cambio institucional impactará en la atención a miles de víctimas que buscan protección cada año.

El abogado y consultor en sostenibilidad Juan Carlos Córdoba advirtió que el país atraviesa un momento crítico, donde los femicidios y los casos de mujeres que solicitan medidas de protección continúan en aumento. Según cifras del Instituto Nacional de la Mujer, más de 14,500 mujeres han pedido apoyo, y más de 3,000 han requerido medidas de protección.

Córdoba planteó que el país sigue enfocado casi exclusivamente en proteger a las víctimas, pero no está atendiendo al agresor, un elemento que considera central para frenar el ciclo de violencia. En palabras del consultor, “absolutamente nada” está haciendo el sistema con estos hombres, pese a que un agresor puede repetir patrones con nuevas parejas o mujeres de su entorno.

La urgencia de educar a los hombres

El especialista insistió en que las políticas públicas se han diseñado desde la mirada de las mujeres y para proteger exclusivamente a las mujeres, dejando fuera al otro actor del fenómeno: los hombres. Considera que sin reeducación masculina y atención en salud mental, el país continuará fallando en la prevención.

Para Córdoba, el problema hunde sus raíces en la forma en que se cría a los varones en Panamá, donde se reproduce una cultura machista desde el hogar. “Ser hombre no es ser duro, ser maltratador”, apuntó, señalando que la masculinidad ha sido distorsionada al enseñarles a los niños a no llorar y a reprimir sus emociones.

Agregó que esta socialización no solo afecta a las mujeres, sino también a los propios hombres, quienes pagan un alto costo emocional por estas normas que les impiden expresarse y buscar ayuda.

Un solo hombre maltratador puede tener hasta tres mujeres. Cuando usted protege a una mujer y, en el mejor de los casos, le salva la vida, este hombre busca una nueva pareja sentimental o vierte esa violencia sobre su madre, sobre su tía, sobre las mujeres que hay en su entorno, porque el que es violento, es violento 24/7. Entonces las políticas no están orientadas realmente a brindarle una atención en salud mental, en trabajo de resocialización a los hombres", advirtió.

Durante la entrevista se destacó que gran parte de los patrones violentos se construyen dentro de la familia. Córdoba señaló que la crianza sigue recayendo mayoritariamente en mujeres, quienes, muchas veces sin quererlo, repiten prácticas que perpetúan comportamientos machistas, desde normalizar los celos hasta justificar actitudes de control.

Ser hombre no es ser duro, ser maltratador; ser hombre no es únicamente ser proveedor. Entonces tenemos que, desde la conciencia, también empezar a cambiar esos patrones de crianza y formar hombres correctos", subrayó.

Instituciones débiles y ausencia de programas

Córdoba señaló que las instituciones siguen siendo débiles y que muchos programas que deberían estar funcionando —particularmente los de salud mental y resocialización de agresores— no cuentan con herramientas ni personal capacitado para atenderlos.

Criticó también que la reducción del Ministerio de la Mujer es un retroceso frente a una realidad que exige más recursos y capacidad institucional, no menos. Señaló que el país tiene leyes, documentos y protocolos, pero en la práctica “son inoperantes”.

Tres claves para cambiar el rumbo

El consultor resumió la transformación necesaria en tres ejes:

  1. Conciencia: Identificar el rol correcto de hombres y mujeres en la sociedad y revisar los patrones de crianza.
  2. Coherencia: Ser capaces de interrumpir conversaciones y conductas que normalizan la violencia, tanto en el hogar como en espacios públicos.
  3. Corresponsabilidad: Reconocer que la violencia no se limita a golpes; incluye violencia financiera, psicológica y social, y afecta a miles de mujeres diariamente.

Aseguró que si el país quiere resultados, debe sumar a los hombres al diálogo y a la toma de decisiones. “Si no sumamos a los hombres al diálogo, violentos o no, no podemos hablar de políticas públicas efectivas”, afirmó.

Córdoba hizo un llamado a replantear la prevención, la atención al agresor y el rol de la sociedad. En un país donde la mayoría de instituciones y empresas siguen bajo liderazgo masculino, Córdoba recalcó que no es posible transformar la realidad hablando solo entre mujeres.

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