Contenido Exclusivo: Portobelo a la sombra del Cristo Negro

Fuera del fervor del Nazareno, la subsistencia de Portobelo depende en gran medida del mar y del turismo.

Portobelo, Colón/Más allá de la multitud y la algarabía que trae consigo la peregrinación anual al Cristo Negro, Portobelo es un pueblo que transcurre en un silencio pasivo, donde la vida se debate entre la fe, el mar y la lucha diaria contra la falta de oportunidades.

Residentes y comerciantes coinciden: el 21 de octubre es un día que inyecta vida y una oportunidad crucial para generar ingresos. "Cuando llega alrededor de la fiesta de octubre, esto es otra cosa", relata Mariela Peña, artesana local.

El mar y el turismo: El motor de la supervivencia

Fuera del fervor del Nazareno, la subsistencia de Portobelo depende en gran medida del mar y del turismo. "Gracias a Dios tenemos el mar, tenemos de dónde por lo menos sobrevivir de algo", explica "Dochi", un joven portobeleño que, como muchos, se levanta con la esperanza de un "milagro sencillo: vender algo, pescar algo, sobrevivir otro día".

El turismo lo es casi todo. Los boteros, agrupados en cooperativas, trabajan desde el amanecer llevando visitantes a atractivos cercanos como Playa Huerta, Puerto Francés y Venas Azules. Preciado Catuy, presidente de la Cooperativa de Boteros, destaca que son los turistas panameños de fin de semana quienes sostienen la pequeña economía local.

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Artesanos y comerciantes como Luci señalan que el Cristo Negro atrae visitantes no solo para la fecha de la procesión, sino "para toda la época del año" debido a la llegada de cruceros y el atractivo del patrimonio histórico.

Atrapados en el desempleo y el olvido

Sin embargo, detrás de los paisajes espectaculares y la amabilidad de la gente, se esconde una dura realidad. El pueblo de Portobelo, cuna de los congos y patrimonio histórico, vive con una de las tasas de desempleo juvenil más altas del país, rondando el 20% en Colón. Residentes cifran el desempleo general en la comunidad hasta en un 54%.

La falta de infraestructura, la escasez de agua y, sobre todo, la escasez de oportunidades son problemas diarios. "Llega un tiempo que se pone difícil el tema de los botes y la gente, como vive de su vida, tiene que salir a buscar un trabajo por fuera para poder parar su lancha y se ha buscado un trabajo a Colón", lamenta Catuy.

Las promesas de empleo han dejado de llegar, llevando a los pobladores a sentirse "atrapados en un círculo de pobreza".

La esperanza puesta en la fe y la restauración

En esta encrucijada, la esperanza de Portobelo se divide entre la fe en el Cristo Negro, a quien muchos creen que "abre los caminos", y los proyectos de inversión.

Gran parte de las expectativas están puestas en la anunciada inversión de 12 millones de dólares destinada a la restauración de la iglesia, la capilla, las ruinas y las aduanas coloniales.

"Hay que buscarla y restaurar todo lo que son las ruinas, las aduanas, la iglesia, todo, porque eso es lo que llama a la gente, es el atractivo de Portobelo", comenta un botero.

Para los portobeleños, este proyecto es doblemente significativo: es la promesa de desarrollo económico a través del turismo histórico, y para otros, es una nueva plegaria al Nazareno para que obre el milagro de la prosperidad y el fin del olvido.

Portobelo, a la sombra del Cristo Negro, vive entre su gloriosa historia y un presente que clama por atención y un futuro con esperanza.

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