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Disney y OpenAI firmaron un acuerdo de tres años que transformará la manera en que el público interactúa con los universos de Disney, Pixar, Marvel y Star Wars, permitiendo que fans de todo el mundo generen contenidos audiovisuales originales mediante Sora y ChatGPT. La alianza, respaldada por una inversión de 1.000 millones de dólares, marca un antes y un después en la integración de la inteligencia artificial con la propiedad intelectual más influyente de Hollywood.
Según informó el conglomerado, el trato coloca a Disney como “uno de sus principales clientes” y le otorga la posibilidad de adquirir acciones adicionales en OpenAI en el futuro. El acuerdo contempla también que la compañía implemente ChatGPT para sus empleados, conforme reportó CNBC, consolidando un uso interno de herramientas de IA en procesos creativos y operativos.
Disney+ también dará un salto innovador: comenzará a permitir en su plataforma “videos Sora de corta duración generados por fans”, según detalló AFP. Se trata de uno de los primeros casos en los que un gigante del entretenimiento integra contenido generado por usuarios dentro de su ecosistema oficial, abriendo nuevas vías de engagement y monetización.
The Hollywood Reporter destacó que este pacto podría convertirse en un modelo para otros estudios, demostrando que monetizar la IP a través de alianzas estratégicas es más efectivo que enfrentarse legalmente a empresas de IA que ya replican personajes sin licencia. La estrategia no es aislada: en febrero, Bob Iger había impulsado una inversión de 1.500 millones de dólares en Epic Games para llevar franquicias a Fortnite, explicando que aquello “fue un paso importante al ver las tendencias demográficas, y ver dónde es que la generación Alpha, la generación Z, e incluso los millenials están pasando más tiempo”.
El lanzamiento del producto licenciado está previsto para inicios de 2026. OpenAI confirmó que la autorización cubre “200 personajes animados, enmascarados o criaturas”, además de vestuarios, accesorios, vehículos icónicos y escenarios pertenecientes a las principales franquicias. El acuerdo, sin embargo, excluye explícitamente la imagen y la voz de actores reales.
Disney compartió algunos ejemplos de los nuevos tipos de contenido que los fans podrán generar de forma autorizada: “Un fan con un sable láser vestido con el traje de Star Wars, otro fan surfeando una gran ola con Stitch, y otro fan en la línea de salida de una carrera junto a un vehículo de Pixar de Cars”.
Bob Iger, director ejecutivo de Disney, destacó el alcance de esta alianza a nivel global. “La innovación tecnológica ha moldeado continuamente la evolución del entretenimiento, trayendo consigo nuevas formas de crear y compartir grandes historias con el mundo”, afirmó durante el anuncio.
Añadió que “el rápido avance de la inteligencia artificial marca un momento importante para nuestra industria” y que la colaboración con OpenAI permitirá “ampliar de forma reflexiva y responsable el alcance de nuestra narrativa a través de la IA generativa, respetando y protegiendo al mismo tiempo a los creadores y sus obras”.
Para Iger, la asociación también acerca nuevas posibilidades a las audiencias, al permitir que los fans exploren “su creatividad” con herramientas avanzadas y totalmente licenciadas.
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Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, destacó el valor simbólico y técnico del acuerdo: “Disney es el referente mundial en narración de historias, y estamos encantados de asociarnos para permitir que Sora y ChatGPT Images amplíen la forma en que las personas crean y experimentan contenidos de gran calidad”.
El acuerdo también redefine la percepción de Sora. Cuando la herramienta se lanzó en octubre, recibió duras críticas por facilitar la creación de deepfakes, permitiendo generar videos con el rostro de celebridades en situaciones ficticias. Muchas agencias de talentos y asociaciones de actores advirtieron entonces sobre los peligros del uso indebido de estas tecnologías.
Asimismo, la postura de Disney resulta llamativa porque en meses recientes la compañía sostuvo acciones legales contra plataformas como Midjourney, a la que describió como un “interminable pozo de plagio”, y envió una carta de “cese y desista” a Google por supuesta infracción masiva de derechos de autor al entrenar modelos con material no autorizado.
Con esta alianza, Disney no solo busca proteger su propiedad intelectual, sino también liderar la manera en que la industria puede convivir y prosperar junto a la inteligencia artificial.