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Ciudad de Panamá/La demolición nocturna del monumento a la comunidad china en honor a los 150 años de su presencia en Panamá, ocurrida el sábado 27 de diciembre en horas de la noche, sigue generando un fuerte impacto político, social y diplomático, según el análisis del excanciller, Jorge Eduardo Ritter, quien cuestionó duramente la actuación de la autoridad municipal y advirtió sobre las consecuencias para la imagen internacional de Panamá.
Ritter calificó la situación como una "pésima decisión política" y, desde su juicio, derribar el monumento no puede interpretarse como un acto ingenuo, sino como una acción deliberada que afecta no solo a la comunidad china residente en el país, sino también a las relaciones internacionales de Panamá.
A su juicio, la propuesta del Ejecutivo de construir un nuevo monumento en el mismo sitio no repara totalmente el daño, aunque sí podría aliviar parcialmente las tensiones generadas tras el hecho.
"No puedo concebir una ingenuidad en el caso de la alcaldesa, sino más bien un acto deliberado que raya casi en lo delincuencial", subrayó.
El excanciller puso especial énfasis en las circunstancias en las que se ejecutó la demolición, señalando que el horario nocturno y el día escogido levantan serias dudas sobre la transparencia del procedimiento.
“Esto tiene todos los visos de un acto delictivo”, afirmó, al cuestionar que una acción supuestamente urgente no se realizara de día y de cara a la ciudadanía. También desmintió que existiera un peligro inminente para la población, argumento que —según recordó— fue posteriormente descartado por el propio Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc).
Uno hace una acción de esa naturaleza a las 9 de la noche de un sábado. Y los comunicados que han estado diciendo, que han estado publicando en el sentido de que había un peligro inminente para la ciudadanía, no solamente es falso, sino también, dicho sea tangencialmente, un atentado contra el idioma español", criticó.
Desde el punto de vista internacional, Ritter subrayó que era inevitable que el hecho se interpretara en clave geopolítica, especialmente por el contexto global y por antecedentes de cobertura en medios internacionales que ya habían vinculado el monumento con la tensión entre Estados Unidos y China. En ese sentido, advirtió que la demolición sí afecta la relación bilateral entre Panamá y China, y abre la puerta a interpretaciones externas sobre la posición del país en medio de ese conflicto.
"De manera que no puede ser tan inocente decir que esto no se sabía que lo iba a afectar. Por supuesto que lo iba a afectar las relaciones de Panamá con China, pero a lo mejor esto es la parte de especulación porque no me puedo imaginar otra razón de querer congraciarse con el gobierno de los Estados Unidos para hacer una acción de esta naturaleza que no tiene ni pies ni cabeza", reprendió.
El exdiplomático respaldó la reacción del presidente José Raúl Mulino, quien calificó la demolición como una “barbaridad” y anunció la reconstrucción del monumento en el mismo lugar. Para Ritter, esta decisión busca enviar un mensaje claro de que Panamá no pretende alterar su política exterior ni alinearse con intereses ajenos, sino restablecer el estado de las cosas previo al incidente. “El daño ya está hecho”, reiteró, aunque insistió en que levantar un nuevo monumento en el mismo sitio es la única vía posible para intentar repararlo.
Cabe recordar que el monumento, inaugurado en 2004, no fue una iniciativa del gobierno chino, sino un homenaje impulsado por la comunidad china y autoridades panameñas para reconocer su aporte histórico, particularmente en la construcción del ferrocarril, décadas antes del Canal. Por ello, consideró fundamental que el nuevo proyecto sea gestionado desde instancias nacionales como el Ministerio de Cultura o el Órgano Ejecutivo, para evitar nuevas controversias.
"Íbamos bien en la situación de Panamá con el gobierno de los Estados Unidos (...) lo que ha ocurrido ahora vuelve a poner sobre el tapete el papel de Panamá, que de alguna manera nosotros queríamos insistir los panameños de que no queríamos mantenernos ajenos al conflicto entre China y Estados Unidos", señaló.
En el plano interno, Ritter aclaró que, aunque se han presentado denuncias, no necesariamente se configura un delito penal, ya que la incompetencia, la arbitrariedad o la mala gestión no siempre encajan en ese ámbito. Sin embargo, advirtió que la actuación de la alcaldesa de Arraiján, Stephany Peñalba, ha generado un rechazo ciudadano sin precedentes, incluso más allá de su propio distrito. “No recuerdo un acto que haya concitado tal unanimidad entre gobierno, oposición, partidos políticos y sociedad civil como lo que acaba de hacer la alcaldesa de Arraiján", afirmó.
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