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Ciudad de Panamá, Panamá/Panamá cerrará 2025 con un crecimiento económico estimado de al menos 4%, impulsado principalmente por sectores como transporte, comunicaciones e intermediación financiera, aunque con marcadas desigualdades sectoriales y desafíos fiscales que deberán enfrentarse con urgencia en 2026, coincidieron los economistas Horacio Estribí y Ernesto Bazán durante un análisis en el programa Radar.
El asesor del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Horacio Estribí, sostuvo que el desempeño económico de este año es positivo en un contexto internacional adverso. “La economía se espera que este año crezca como mínimo a un 4% y probablemente un poco más”, afirmó, citando que el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) mostró un crecimiento cercano al 4.4% en el primer semestre.
Estribí detalló que el crecimiento no ha sido homogéneo. “Sectores como transporte y comunicaciones han crecido más, mientras que el sector industrial no ha crecido y el sector minero tampoco”, explicó, subrayando que este comportamiento obliga a un análisis no solo coyuntural, sino estructural.
Por su parte, Ernesto Bazán, economista y consultor, destacó como noticia positiva el aumento reciente en la recaudación del ITBMS tras la implementación de la lotería fiscal. “La recaudación que estaba en promedio en 60 millones ha alcanzado cerca de 90 millones y se espera que el próximo año esté por encima de los 100 millones mensuales”, señaló, agregando que esto tendrá un efecto colateral positivo en el impuesto sobre la renta.
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Bazán reconoció que la aprobación de la reforma a la Caja de Seguro Social (Ley 462) tuvo un impacto favorable en la percepción internacional, pese a sus reservas técnicas. “En el tema de gobernabilidad, el gobierno dio evidencia de que tiene capacidad de diseñar leyes e implementarlas. Eso era algo que se le criticaba a la administración anterior”, indicó.
Estribí coincidió en que la reforma fue clave para mantener el grado de inversión. “La expectativa era que Panamá pudiera perder el grado de inversión este año y eso no ha ocurrido”, afirmó, aunque advirtió que “adormirnos en los laureles sería un pecado”, ante los retos fiscales que se avecinan.
Bazán fue enfático al señalar que la principal prioridad sigue siendo sanear las finanzas públicas. “Somos un país que gasta demasiado y eso se refleja en el déficit fiscal”, sostuvo, recordando que en 2024 el déficit superó los 6,400 millones de dólares y que en 2025, hasta septiembre, ya alcanzaba 4,100 millones.
Según Bazán, la mejora aparente en las cifras de 2025 responde en parte al aumento de aportes del Canal y al diferimiento de pagos. “No se están reduciendo los gastos, se están posponiendo”, advirtió, señalando que en 2026 Panamá pagará cerca de 3,900 millones de dólares solo en intereses de la deuda.
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Estribí confirmó que el presupuesto de 2026, cercano a los 34 mil millones de dólares, destina alrededor de 3.6 mil millones al pago de intereses, además de casi 4 mil millones a la amortización de la deuda. “Ante ese hecho, hay que reforzar la prudencia en el gasto”, dijo, defendiendo un ajuste “progresivo” tanto por razones técnicas como políticas.
Sobre una eventual reforma fiscal, Estribí aclaró que no se trata de nuevos impuestos, sino de ajustes. “Más que una reforma fiscal, son medidas que propendan hacia un mejoramiento de la base recaudatoria”, explicó, mencionando la aplicación de criterios de sustancia económica a empresas multinacionales y la revisión de exoneraciones.
Bazán, en cambio, planteó una postura más dura. “La reducción del gasto tiene que ser radical”, afirmó, y propuso eliminar exoneraciones innecesarias, revisar subsidios y fortalecer a la Dirección General de Ingresos (DGI), a la que calificó como limitada por su falta de autonomía.
Ambos coincidieron en que los grandes proyectos de infraestructura impulsarán el empleo, aunque con efectos principalmente temporales. Estribí sostuvo que el impacto más fuerte se verá “a finales del próximo año en adelante” y subrayó la necesidad de atraer inversión extranjera directa de calidad, que genere “empleos sostenibles y bien remunerados”.
Bazán cuestionó la priorización de algunos proyectos, como el tren Panamá-David. “No considero que sea prioritario. Con la quinta parte de esa inversión se puede hacer una mega carretera mucho más democrática”, señaló, insistiendo en evaluar la rentabilidad social y la sostenibilidad del empleo.
Sobre el futuro de la mina de Donoso, Bazán advirtió que el país está “entre la espada y la pared”. “Si se reabre habrá conflictos sociales; si no se abre, tenemos una contingencia económica en tribunales internacionales”, dijo, proponiendo una consulta democrática a la ciudadanía.
Estribí coincidió en que no se debe repetir el error del pasado. “Tiene que haber una discusión rica y sosegada”, afirmó, señalando que el gobierno avanza actualmente en una auditoría como parte del proceso de toma de decisiones.
Esta nota fue hecha con la asistencia de una inteligencia artificial y revisada por un supervisor de información digital.