El testimonio de un exmilitar que sobrevivió a la invasión de 1989: 'Yo no sabía nada, solo defendíamos al país'

En medio del ataque, narró que oficiales abrieron fuego desde el interior del vehículo. El resultado fue devastador: Colpas perdió un brazo. Consultado sobre qué defendía aquel día, fue enfático: “Yo estaba por defender a mi país”.

Ciudad de Panamá/A un día de conmemorarse los 36 años del día de la invasión de Estados Unidos a Panamá, ocurrida el 20 de diciembre de 1989, quienes lo vivieron lo recuerdan como un episodio de incertidumbre, fuego cruzado, fracturas personales y un silencioso proceso de transición nacional que —admiten— los dejó estigmatizados.

El comisionado retirado del Servicio Nacional de Fronteras, Luis Carlos Trejos, quien sirvió 30 años en las instituciones de seguridad del país, relató que la invasión lo tomó mientras cursaba estudios militares en México.

Expuso que su general lo llamó a despacho, sin permitir explicaciones previas, para mostrarle las imágenes televisivas de El Chorrillo incendiado. De inmediato comprendió la dimensión del ataque: “Los americanos han invadido tu patria”, dijo su superior del Colegio Militar de México.

Al día siguiente acudió a la embajada de Panamá en Ciudad de México, pero —según contó— ya estaba vacía. El mensaje que recibió en ese momento fue lapidario: “Estás solo”.

Trejos aseguró que compañeros que permanecieron en Panamá le describieron una defensa desordenada, sin unidad de mando y enfocada en sobrevivir más que en cumplir mandatos políticos o militares. Según relató, la caída del régimen dejó al país “dividido”, sin Fuerzas de Defensa y con una institucionalidad que debió reconstruirse desde cero.

También señaló el impacto emocional que representó estudiar, desde el extranjero, cómo el operativo militar en Panamá era utilizado como caso académico de neutralización de un enemigo, lo que calificó como un golpe al orgullo del país.

"Es un sabor bastante amargo cuando dentro de las aulas te ponen como casuística el caso de tu propio país, ¿no? Cómo el ejército norteamericano tuvo un objetivo declarado con 4 puntos muy importantes, aparte de la seguridad de los ciudadanos norteamericanos en Panamá, hablaron de restablecer la democracia en Panamá, de combatir el narcotráfico y de capturar al general Manuel Antonio Noriega", rememoró.

El relato en el frente

El capitán retirado Óscar Colpas, combatiente en Amador, dio su testimonio vía telefónica en Noticias AM.

Contó que la invasión lo sorprendió mientras dormía en un dormitorio asignado a reclutas, sin conciencia previa de lo que ocurría porque —según dijo— no tenían acceso a información televisiva.

Relató que le ordenaron activar a los reclutas y distribuir fusiles, algo que le pareció irregular porque se entregaron sin registro. Luego participó en el traslado de unidades en vehículos tácticos y, mientras movilizaba personal, recibió el primer impacto: una carga explosiva que calificó como similar a una “203” —munición de alto poder— estalló muy cerca del vehículo. Eso fracturó el parabrisas y lo hirió en la cabeza y una mano.

En medio del ataque, narró que tenientes abrieron fuego desde el interior del vehículo. El resultado fue devastador: Colpas perdió un brazo. Consultado sobre qué defendía aquel día, fue enfático: Yo no sabía nada en el momento que ellos nos dispararon fue que yo me di cuenta".

Sobre la huida y posterior captura de Manuel Antonio Noriega, dijo que para ese momento ya no pensaba en mandos ni decisiones políticas: su única preocupación era preservar la vida.

"Yo estaba por defender mi país. Yo estaba por defender a encender a nadie, a por encender a mi país", afirmó. .

Reconstrucción de un país

Trejos explicó que la disolución militar tras la invasión estuvo acompañada de una percepción social que catalogaba al militar como un actor negativo. Recalcó que la formación militar profesional responde a ciencias al servicio del Estado y bajo liderazgo civil, no a la conducción política.

Para él, los excesos de la dictadura fueron “una aberración”, ajena al propósito de las academias.

"La percepción era de que el militar era malo, el militar era corrupto, pero quisiera decir que a ninguno de nosotros nos enseñaron en las aulas de las universidades militares, nos formaban para gobernar un país. Eso no es así. Las ciencias militares son unas ciencias nobles y unas ciencias profesionales igual que la medicina, el derecho o la ingeniería. Nosotros estamos preparados para garantizar y para seguir los intereses del país bajo el liderazgo del civil", explicó.

Ambos reconocieron que el país vivió una ruptura institucional total, lo que obligó a construir nuevas estructuras de seguridad sin continuidad con el pasado.

Mañana, el acto oficial reunirá a excombatientes —entre ellos heridos como Colpas— en un reconocimiento público que, para muchos, llega décadas después del silencio, la estigmatización y la reconstrucción personal.

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