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Ciudad de Panamá/Nueve semanas tomará la mesa tripartita para analizar un posible ajuste al salario mínimo en Panamá, un proceso que incluye nueve reuniones de seis horas en las que se espera determinar si es necesario un incremento para 2026.
En medio del debate surgió una propuesta de sectores laborales que pide un salario mínimo de $900, pero especialistas aclaran que este tipo de solicitudes no pueden definirse con cifras absolutas.
La economista y docente de la Universidad de Panamá, Ana Patiño, explicó que el país mantiene más de 30 actividades económicas con salarios mínimos diferenciados, que varían según región, empresa, ocupación u oficio. “Solicitar 900 balboas como salario mínimo lo que hace es que rebaja un poco los salarios”, afirmó, al señalar que actualmente existen sueldos mínimos que oscilan entre $350 y $1,055, como en el caso de tripulantes de cabina y mecánicos de aviación.
Patiño señaló que, aunque el ajuste al salario mínimo debería basarse en tasas y criterios técnicos, Panamá no cuenta con una metodología científica para determinarlo. La experta advirtió que, pese a haber participado en numerosas mesas, “nunca ha habido una metodología rigurosa científicamente para determinar el salario mínimo”.
Recordó que los ajustes recientes han sido definidos directamente por el Gobierno ante la falta de consenso, con incrementos que no logran compensar la pérdida de poder adquisitivo. El más reciente fue de 4.5% para pequeña empresa y 6% para gran empresa.
Según Patiño, el salario mínimo promedio ronda los $638, pero persisten distorsiones salariales profundas por región y tamaño de empresa. Mencionó, por ejemplo, que un periodista de radiodifusión puede ganar 114 dólares menos en región 2 frente a región 1, pese a tener las mismas calificaciones. Las organizaciones sindicales, dijo, plantean avanzar hacia una sola región salarial.
"Hay una terrible distorsión de salarios, una terrible distorsión salarial porque depende de si trabaja para una gran empresa, una pequeña empresa, si está en la región 1 o región 2".
La economista insistió en que para definir el salario mínimo deben analizarse variables como:
Citó el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que reporta que la productividad laboral en Panamá creció 115% en los últimos 19 años, una cifra que no se refleja en los salarios.
Patiño también explicó que la pérdida del poder adquisitivo se ha agravado. “La pérdida de poder adquisitivo pasó en el 2013 de 3 centavos a hoy 2024 a 9 centavos por dólar”, detalló.
El gasto total de los hogares —según la encuesta del INEC— ronda los $1,500, con una canasta básica que ya supera los $369.
Patiño advirtió que, una vez aumenta el salario mínimo, los precios suelen ajustarse mediante especulación en alimentos, vestimenta y otros bienes. Considera necesario que se analice en mesas paralelas el costo de la vida, comportamiento de precios y control de monopolios y oligopolios.
La economista pidió integrar un enfoque más amplio a la discusión. Recordó que el país mantiene altos niveles de informalidad y que más del 40% de los hogares son monoparentales, de los cuales el 80% están encabezados por mujeres.
Enfatizó que estas realidades no se consideran en la definición del salario mínimo, pese a que impactan directamente la calidad de vida de miles de familias.
De acuerdo con Patiño, el 60% de la población gana por debajo de $800, mientras que el salario promedio se ubica en $639. Esto coloca a gran parte de los trabajadores en condiciones de vulnerabilidad, en un contexto donde el costo de vida aumenta y los salarios no lo hacen al mismo ritmo. La experta concluyó que el salario mínimo no debe verse solo como un alivio económico, sino como una política de justicia social, capaz de dinamizar el consumo, impulsar la economía nacional y contribuir a reducir desigualdades estructurales.
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